Max, un presidiario recién salido de la cárcel, maduro,
camorrista y pendenciero, encuentra en la carretera, mientras hace autostop, a
Lionel, un vagabundo sin destino, mucho más joven que él y de una gran
ingenuidad y candidez, al que ofrece la posibilidad de unirse a él como socio
en el negocio de lavado de automóviles.
“Extraordinaria película que se acerca a dos vagabundos de
personalidades opuestas que hacen de la marginalidad una suerte de
reivindicación. Sus andanzas sirven al cineasta para elaborar una metáfora, en
formato de road movie, sobre el inevitable fracaso de las relaciones humanas.
Una narración tan estilizada como puntillosa.” (Miguel Ángel Palomo)