Jonathan Harker llega al castillo del conde Drácula y al
poco tiempo se da cuenta que su anfitrión no es un ser de este mundo, sino que
es un atroz vampiro.
“Como de costumbre, el mejor Jess Franco aparece cuando toma
decisiones de urgencia para solucionar problemas vinculados al bajo presupuesto
y crea cine fantástico con esa despreocupación tan suya: los animales
disecados, los efectos de sonido imposible, los fallos de raccord o los zooms
infernales que atraviesan la lógica narrativa... Por supuesto, Christopher Lee
no quedó contento con esta adaptación “definitiva” como no lo quedó el productor
debido al fracaso en taquilla. Pero el fan de Franco y de la novela puede recrearse
en aspectos muy afortunados de la película, como la demencial interpretación de
Klaus Kinski como Renfield, aquí en uno de sus papeles más memorables.” (John
Tones)