Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad
estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de
cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían
con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046
nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno
de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo allí. Se marchó
voluntariamente. Quería cambiar.
“2046 tiene algo de suma de la obra de Wong y por ella
desfilan, heridos de amor, como todos sus personajes, cómplices suyos
habituales como Tony Leung y Faye Wong, junto a rostros nuevos como los de Gong
Li y Zhang Ziyi [...] Wong mezcla los tiempos del relato con escenas futuristas
en un ejercicio de zapping que evoca los viejos experimentos sobre la memoria
de Resnais [...] En una época en la que el cine parecía haber perdido la noción
misma de romance, 2046 es una película desesperadamente romántica, es la
Casablanca del siglo XXI.” (Antonio Weinrichter)